Lo que se debe y no se suele decir

lunes, 17 de julio de 2006

El árbol de los amigos

Existen personas en nuestras vidas que nos hacen felices por la simple casualidad de haberse cruzado en nuestro camino. Algunas recorren el camino a nuestro lado mas otras apenas las vemos de vez en cuando. A todas las llamamos amigos y hay muchas clases de ellos.

Tal vez cada hoja de un árbol caracteriza uno de nuestros amigos. El primero que nace del brote es nuestro amigo papá y nuestra amiga mamá que nos muestran lo que es la vida. Después vienen los amigos hermanos, con quienes dividimos nuestro espacio para que puedan florecer como nosotros. Pasamos a conocer a toda la familia de hojas a quienes respetamos y deseamos el bien.


El destino nos presenta a otros amigos, los cuales no sabíamos que iban a cruzarse en nuestro camino. A muchos de ellos los denominamos amigos del alma, de corazón. Son sinceros, son verdaderos. Saben cuando no estamos bien, saben lo que nos hace feliz. Y a veces uno de esos amigos/as del alma estalla en nuestro corazón y entonces es llamado un amigo/a novio/a. Ese da brillo a nuestros ojos, nos hace sentimos felices y andar todo el día de buen humor y atontados.

También hay de aquellos amigos por un tiempo, tal vez unas vacaciones, unos días o unas horas. Estos acostumbran a colocar muchas sonrisas en nuestro rostro durante el tiempo que estamos cerca. Hablando de cerca, no podemos olvidar a amigos distantes, aquellos que están en la punta de las ramas y que cuando el viento sopla siempre aparecen entre una hoja y otra.

El tiempo pasa, el verano se va, el otoño se aproxima y perdemos algunas de nuestras hojas. Algunas nacen en otra primavera y otras permanecen por muchas estaciones. Pero lo que nos hace más felices es que las que cayeron continúan cerca, alimentando nuestra raíz con recuerdos de momentos maravillosos de cuando se cruzaron en nuestro camino.

Cada persona que pasa por nuestra vida es única. Siempre deja un poco de sí y se lleva un poco de nosotros. Habrá los que se llevarán mucho, pero no habrá de los que no nos dejarán nada.

Esta es la mayor responsabilidad de nuestra vida y la prueba evidente de que dos almas no se encuentran por casualidad.

sábado, 15 de julio de 2006

Lo que cuestan las cosas

Por lo general todo en esta vida suele costar. Hay cosas que cuestan mucho, otras que cuestan poco. Otras que simplemente “cuestan”.

No hablo sólo de dinero porque las cosas que cuestan dinero son las más insignificantes y fáciles de conseguir. Hoy día todos disponemos de más o menos dinero, y si no lo tenemos podemos conseguirlo.

Las cosas que realmente cuestan son las que tenemos que trabajar por nosotros mismos. Buscar una buena novia es algo que cuesta. Saber dar a tus amigos lo que se merecen es muy costoso. Estar siempre a la altura de las circunstancias suele resultar tremendamente complicado.

Por otro lado, también hay cosas muy simples que liamos. Dar un beso a tus padres cuando te levantas es algo tan fácil de hacer que quizás por eso algunas veces se nos olvida. Que sea fácil no es sinónimo de que esté carente de valor. Los más pequeños detalles son los que quizás más se aprecian. Una sonrisa cuando se está cansado, unas palabras amables, dejar un objeto preciado… cosas que no cuestan nada física o económicamente, que requieren más de generosidad, aprecio, amistad, estima, carácter... y que por ello cobran un valor inmenso.

A quién más le parezca elemental el post de hoy quizás sea el que más tenga que pararse a pensar y meditar sobre él. Hay cosas que sabemos pero que no conocemos.


También es conveniente saber que lo que más cuesta es lo que más se disfruta.

domingo, 2 de julio de 2006

Verano Azul... sobre la amistad

No entiendo por qué no se puede ser amigo de cualquier persona, cual es la razón de que ello no sea normal... A mi me da igual, la madurez no radica en la edad y por ello, una vez alcanzado el mínimo exigido, de todos se puede aprender, disfrutar, conversar, ayudar y ser ayudado.

El hermetismo al que algunos se aferran y el mantenimiento de grupos cerrados no llevan a ninguna parte. En esta vida todos tienen algo que aportar y de todos se puede aprender para día a día ir mejorando. El día de mañana puede que no se nos pidan cuentas de lo que hemos hecho sino de lo que hemos dejado de hacer.

Hay padres y madres que se empeñan en seguir decidiendo que es lo mejor para sus hijos aún cuando estos ya pueden tomar esas decisiones por sí mismos. El sobreproteccionismo, el no querer ver que los hijos se hacen mayores es un error que hay que atajar de raíz. No hago un llamamiento a la desobediencia ni a la rebeldía, sólo al razonamiento.

Me siento afortunado y agradecido de conocer a tanta gente, de entre ellos poder presumir de buenos amigos tras muchos años de conocernos aunque sean "4 años más pequeños". Los prefiero sinceramente antes que tener que juntarme con los que aún siendo "4 años más grandes" su madurez, ideología y escasos gustos en común dejan mucho que desear.

Y para los que vivieron en otra época mejor, donde se veía y vivía como en "Verano Azul" ya saben a qué me refiero. Y a los que pretender acabar con esta amistad les diré que ya son muchos los que lo intentaron y quedaron en el intento. A mis amigos los elijo yo, y por ellos… hasta la vida.