Lo que se debe y no se suele decir

martes, 1 de agosto de 2006

Julio inolvidable

Julio suele ser sinónimo de vacaciones. Suele serlo para la mayoría y para gran parte de conocidos lo es también de desorden, aburrimiento y desmadre. Es una de las razones por las que no me gusta el verano… mucho tiempo libre que si no se sabe organizar acaba haciendo estropearse a la gente que ante todo “inventa” nuevas formas de diversión poco aconsejables y conoce a gente menos aconsejable aún.

Hoy acaba, aunque por suerte para algunos en agosto también las hay. Lo importante es hacer un mínimo balance de este mes y sacar conclusiones de cara al próximo. Si julio ha ido bien, agosto puede ir mejor. Si ha ido mal, mucho mejor aún puede ir.

Lamentable resulta observar a aquellos que han pasado el mes sin hacer, literalmente hablando, nada. Aquellos cuya máxima aspiración en estos 31 días ha sido la de desaprovechar y ya no sólo perder el tiempo sino también ser unos aburridos y saldarlo con un cero a la izquierda.

Yo no sé si mejor o peor, pero por lo menos hay muy pocas cosas que cambiaría si mañana en vez de 1 de agosto lo volviera a ser de julio. Prácticamente todas las mañanas del mes las he invertido en trabajar con el provecho que ello conlleva. Las tardes han sido un poco más "light" pero aún así bien aprovechadas aunque sólo haya sido por el partido de las 8 y las cuatro cosas que hacía antes...

No se pueden olvidar tampoco todas las noches de cena, anécdotas y risas en Santuario y Renfe con nuestros combinados, patatas, alpujarreños y pipas. Ya no hacía falta quedar, a partir de las 22.30... allí estábamos viendo cambiar noche tras noche al camarero. Y aunque todas las noches fueran lo mismo, también todas eran distintas.

Planes extraordinarios... también los ha habido. Alguno mejor olvidarlo por el mal sabor de boca que me ha dejado o las cosas que he descubierto. Otros serán recordados por mucho tiempo: el fin de semana en Almería, la barbacoa en el campo de Pepe, la del campo de Noni, y sin duda los dos días de camping en la playa con Alo, Ángel, Noni y Durbán.

Y ahora queda agosto por delante. Casi todos los amigos se van a la playa, al pueblo, al campo... Habrá que suprimir algunos planes rutinarios pero no por ello dejar de aprovecharlo. Es tiempo de quedar con aquellos que siguen aquí, de hacer otros planes que seguro van surgiendo... pero ante todo de aprovechar el tiempo y no de ser un aburrido falto de ideas que se levanta cerca de la 1 para “pasar la mañana” y que tras dormir la siesta no encuentra otro aliciente que el de no hacer nada.

Para mí este ha sido un gran julio. Espero que a final de agosto pueda escribir algo similar. Gracias a todos los que lo habéis hecho posible, a todos aquellos a los que os he conocido un poco más… para bien o para mal, porque de lo malo también se aprende.

Vacaciones no es sinónimo de “no hacer nada” sino de hacer todo aquello que durante el resto de año no se ha podido hacer. Descansar no es estar todo el día tumbado, durmiendo, en la piscina o mareando la perdiz. Para descansar sólo es necesario cambiar de ocupación, cambiar la rutina por planes más apetecibles, relajados y divertidos. Y el que piense lo primero, de aburrido y soso se queda.